¡¡¡Bienvenidos!!!

Gracias por tomarse la molestia de comentar. Un saludo a todos.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Parusía

Es impresionante. Hace unos cuantos años (2 o 3), cuando escuchaba de la venida de Cristo y del fin del mundo, yo pensaba: "Que no sea ahorita, por favor... todavía no acabo de descubrir todas mis potencias. Ni siquiera sé todavía si voy a ser un buen abogado..."

¡Qué tonto! ¡Qué egoísta! No entendía la profundidad de la parusía, de la segunda venida de Cristo. Hoy entiendo... ¿¡Qué más se pude desear!? Se acabarían todos nuestros malestares y vendría la era de la Paz.

Pero no, aunque pareciera que es necesario que llegara el Salvador de nuevo, creo que al mundo todavía le falta una purificación. Los tiempos de Dios no son nuestros tiempos. Para Dios no hay tiempos. Para nosotros sí... y toca en estos tiempos, especialmente en este tiempo de Adviento, preparárnos para lo siguiente:

-No sabemos si la venida de Cristo llegue ya. En todo caso, es una época perfecta para permitirnos que nazca en nuestros corazones la única fuente de Vida, nuestro niño Jesús. ¿Qué mejor que recibir al Señor en su segunda venida teniéndolo ya anidado en nuestra alma?

-Si bien no llegara la segunda venida de Cristo en estos días, la vida no la tenemos comprada. ¿Qué mejor que dejar que el Señor nazca desde hoy y para siempre en nuestros corazones para que estemos preparados para comparecer ante Él cuando llegue nuestro momento?

El que tenga oídos, que oiga.

La Teoría del Amor

Después de no escribir durante mucho tiempo quiero volver a hacerlo. No sé realmente qué escribir, sólo quiero sentir el golpeteo de las teclas bajo mis dedos, ver aparecer letras en la pantalla y leer, ya plasmado, lo que siento.

Es curioso. Este año ha operado en mí un cambio total: pasé de ser el niño que vivía en su mundo flotante a ser un "alguien" más en la vida real. Un "alguien" que tiene nuevas herramientas. Las herramientas que este orbe requiere para poder ser modificado. Jajaja. El problema es que todavía no aprendo a utilizarlas bien. Y eso es un poco desesperante, porque te sientes inútil (ese será tema de otra entrada).

Y esto viene a colación por lo siguiente: desde que empecé a adquirir estas nuevas armas el viejo yo se ha ido reduciendo, ha ido desapareciendo. Empiezo a adquirir una seguridad nueva, una sensación distinta del "mi mismo" en la realidad. Pero me pregunto, ¿a qué precio?

Releyendo mis viejas entradas recordé lo que sentía cuando las escribí. Recordé el sentimiento que me hizo querer plasmarlas para la posteridad (y para el público). Pero me di cuenta de que esos sentimientos ya no están ahí. Es como si fueran pergaminos guardados en la biblioteca de mi memoria. Doble significación tiene esto: esas emociones son viejas y forman parte de mi memoria... ya no de mi sentir. Vale, lo que quiero decir es que ya no los siento. Y me impresiona recordar cómo me sentía y ya no sentirme así.

Me pongo a pensar: ¿Qué es lo que ahora siento? ¿Qué sentimientos llegaron a ocupar el lugar de los antiguos? He ahí el problema... Haciendo un repaso por mis emociones puedo identificar la mayoría: sigo preocupándome, sigo sintiendo tristeza, algunas veces nostalgia, sigo sintiendo alegría e ilusión por viejas y nuevas cosas. Y así sucesivamente. Pero llego a un punto que me angustia. ¿Y el amor? ¿Dónde quedó el amor?

La mayoría de mis entradas fueron escritas por el amor y por la melancolía. Pero por más que trato de encontrarlos en mi ser, por más que trato de traerlos al frente y que de ellos salgan nuevas letras... no los encuentro. Por un lado me alegro que la melancolía no aparezca, aunque debo de reconocer que es una aliada bastante útil en el ánimo creativo. Mas regresando al amor, a ese sí no lo encuentro.

Es como si mi corazón hubiera dejado de latir. ¿Qué es el amor? ¿Cómo se siente? ¿Qué es estar enamorado? ¿Alguna vez realmente lo estuve? Y me pregunto todo esto pues, aunque racionalmente sé la respuesta, mi emotividad me la niega. Es como si lo hubiera olvidado. Sé que sí estuve enamorado. Sé que sí he sentido amor. Pero, ¿y ahora? ¿Ahora qué?

Y eso es lo que me preocupa. Eso es lo que me motivó a escribir esta entrada. No recuerdo al amor. ¿Dónde quedó ese sentimiento? ¿Por qué se perdió? Si yo siempre lo quise tener a mi lado, ¿por qué huyó? ¿Dónde quedaron esas ganas de amar a una mujer más allá de todas mis posibilidades? ¿Dónde quedaron las ganas de tenerla a mi lado por siempre? ¿A dónde se fue ese deseo de poseer a MI mujer y de hacerle el amor, justamente por eso, por amor? Nótese que no estoy hablando del odiosamente sencillo acto sexual, comúnmente llamado Sexo. No, sino esas ganas irremediables de estar unido en todos y cada uno de los ámbitos con ella. Y de esperarla. Esas ganas de decirle: "Te amo tanto que quiero tenerte por completo, pero también es tanto mi amor que he de respetarte hasta que llegue nuestro momento." ¿Dónde quedó todo eso?

Pues al parecer, todavía queda algo del recuerdo en mi mente. Pero sólo la teoría. La teoría del amor. ¿Y la práctica? ¿El sentimiento como tal? Ese sigo sin encontrarlo. Y ansío hacerlo. Ansío que llegue aquella que me haga traer al frente otra vez todo lo que acabo de escribir. Todo eso que me sé como si lo hubiera aprendido para un examen... pero que ya en la práctica no lo puedo aplicar.

Y todo esto se relaciona con la pregunta que hice anteriormente. Me estoy preparando para este “binomial” mundo: maravilloso y maldito a la vez. He adquirido nuevas herramientas (que las sepa usar o no es otro problema.; vale, para eso estoy estudiando y trabajando). Pero llega la pregunta del millón: ¿a qué precio? Pues parece ser que al precio de tener que olvidarme del amor (inconscientemente). Mas me niego a creer eso, aunque sea una realidad. Es triste, sí. Es por ello que deseo que llegue ELLA. Que llegue la que me derrumbre toda esta desgraciada teoría. La que me haga que valga la pena estar adquiriendo toda mi preparación, todas esas herramientas.

Por último me dirijo a ti, mujer: ¿Qué no te das cuenta, tú que estás escondida, que todo lo que estoy haciendo es para poderlo compartir contigo por el resto de nuestras vidas? ¿Que de nada me serviría ser el mejor si no es por ti? Entonces, ¿por qué no llegas? ¿Por qué te escondes? ¿Por qué no apareces para volver a inflamar ese sentimiento en mí y así poder llegar más y más lejos: por ti y siempre por ti?

Vale, no quisiera pensar que tu excusa es la siguiente: no llegas a mi vida para no distraerme en mi aprendizaje. Pero, ¿qué no te das cuenta que para mí esa no una excusa, sino que justamente eres tú lo que necesito para que mi preparación tenga sentido? En fin, si de todas formas has de mantener esa postura y no aparecer por el momento en mi vida, te respeto, como he de respetar todas tus decisiones, aunque todavía no te conozca.

Y al final, ¿qué me queda sino esperar? Confío en que llegará aquella a la que van referidas las anteriores líneas. Y por el momento, me tendré que conformar con la teoría… y reforzarla, para que cuando llegue el tiempo adecuado, la pueda aplicar y así ser feliz [con ELLA, por ELLA].