Que tranquilo día, aunque esta tranquilidad llegue a angustiarme. Tengo como una inercia por el trabajo. Últimamente no puedo estar tranquilo porque siempre siento que tengo algo que hacer, y es que si me "tranquilizo" siento que voy a fallar en "aquello" que tenía que hacer (aunque realmente no exista ese algo). Jaja. Es un estado raro. Pero bueno, ahorita realmente no tengo nada que hacer, salvo estudiar un poco para el examen de Derecho Romano II que tengo hasta el jueves...
Por otro lado hoy está nublado, sin lluvia por el momento. Este tipo de días me provoca un sentimiento raro. Estar en mi casa, sin nada determinado que hacer. El estar en unos comodos pants, con el olor a comida por toda la casa, el vapor que sale de la cocina por el hervor del agua, las ventanas empañadas, un cigarro, una coca, un quesito con un buen pan de hierbas de olor... "Nosotros que nos queremos tanto debemos separarnos, no me preguntes más..." Melancolía. Nostalgia. El pasado, el presente. Estas nubes, grises, plomizas. Luz pesada, filtrada, como de tristeza. Un no saber que hacer y un estar haciendo algo, cualquier cosa. En estos días todo da igual. El tiempo se paraliza, no hay medición, solo un interminable repique de un segundero sin sentido. Detenimiento. Inmovilidad. ¿Dinamismo? También, ya que este tipo de días son los ideales para juntar el pasado con el presente. La inmovilidad de nuestro presente es perfecta, estática... "Nosotros que nos queremos tanto..." Con este día como está suena tan presente... pero ni siquiera presente. Suena igual de estática. Un sonido quieto, detenido en el espacio, sin tiempo alguno. Eso es el reflejo de lo que siento. Como si todos los momentos de mi vida estuvieran presentes en este momento. Todas mis etapas, todos mis tiempos, todos mis sentimientos. Y a la vez no están ahí, pues pertenecen al pasado. ¿Estoy yo aquí realmente? No se. Se que estoy sentado en el comedor, escribiendo, que yo estoy escribiendo. "Cogito ergo sum." Es la única razón por la que creo que en este momento existo. Todo pasa a mi alrededor con inusual sutileza, silencioso todo... la música suena y no suena. Los olores vienen, están... y no están. Mis pensamientos paralizados y a la vez engarzándose con una libertad impresionante, en un espacio sin límites, sin tiempo. De nuevo, perfecta sincronización presente-pasado. El Sol no se ve, está tras una cortina de tedio... no vemos su movimiento, no somos conscientes, perdemos conciencia, está detenida, no hay acción trascendente. ¿No? ¿Qué hay? No hay. Mi acción no tiene acción. Todo es lo mismo. Música, comida, olor, cigarro, vapor, nubes, tristeza, tedio, presente, pasado, melancolía, nostalgia, parálisis, detenimiento... Todo esto mezclado en un momento indeterminado, un momento que no es momento, un momento enorme y a la vez ningún momento. Mis potencias se potencian. Siento que podría estar haciendo cualquier otra cosa, cualquier cosa, todo. A la vez no me muevo, no hay tiempo y no tengo limites. ¿Por qué no me muevo? Porque no quiero. Contradicción, sólo yo la entiendo. Quiero, voluntad, conciencia. ¿No que no había? No se, en verdad no se. No pienso. Sólamente siento. ¿Y mi voluntad? ¿Y mis actos? Aquí esta todo, en mi espacio que hoy dejó de ser espacio y que volverá a ser espacio pero no ahora.
Suena el teléfono. Perfecta concentración rota. Perfecta sincronización de todo y de nada, destrozada. Adiós al sentimiento. ¡Bienvenido a la realidad! Demonios, que tristeza. Ya tengo algo que hacer. ¿Qué? No les diré, es algo demasiado doméstico para resultar interesante. Me tengo que parar de la silla. Actúo. Mi difuminación espacial se concreta de nuevo. Mesa, sillas, jarrón, trinchador, tapete, escaleras, alfombra. ¿Melancolía? Sigue ahí, pero ya la se, la tiento, la asimilo. Me siento de nuevo, prendo un cigarro. ¿Recupar lo perdido? No se puede. Ya no hay paralisis temporal. Vuelve a transcurrir todo, con desesperante pesadez. Las nubes igual de implacables. Un poco de lluvia. Se rompió la magia de la tristeza meteorológica. Ahora las nubes lloran. ¿Para qué? ¿Qué acaso no estábamos lo suficientemente a gusto como estábamos? Maldita llovizna, por más mínima que seas rompiste el encanto. Imprudente. Desconsiderada. Egoísta. Realmente, ¿para qué me haces ir a meter la ropa, siendo aquella una tarea tan doméstica como para describirla aquí?
Por otro lado hoy está nublado, sin lluvia por el momento. Este tipo de días me provoca un sentimiento raro. Estar en mi casa, sin nada determinado que hacer. El estar en unos comodos pants, con el olor a comida por toda la casa, el vapor que sale de la cocina por el hervor del agua, las ventanas empañadas, un cigarro, una coca, un quesito con un buen pan de hierbas de olor... "Nosotros que nos queremos tanto debemos separarnos, no me preguntes más..." Melancolía. Nostalgia. El pasado, el presente. Estas nubes, grises, plomizas. Luz pesada, filtrada, como de tristeza. Un no saber que hacer y un estar haciendo algo, cualquier cosa. En estos días todo da igual. El tiempo se paraliza, no hay medición, solo un interminable repique de un segundero sin sentido. Detenimiento. Inmovilidad. ¿Dinamismo? También, ya que este tipo de días son los ideales para juntar el pasado con el presente. La inmovilidad de nuestro presente es perfecta, estática... "Nosotros que nos queremos tanto..." Con este día como está suena tan presente... pero ni siquiera presente. Suena igual de estática. Un sonido quieto, detenido en el espacio, sin tiempo alguno. Eso es el reflejo de lo que siento. Como si todos los momentos de mi vida estuvieran presentes en este momento. Todas mis etapas, todos mis tiempos, todos mis sentimientos. Y a la vez no están ahí, pues pertenecen al pasado. ¿Estoy yo aquí realmente? No se. Se que estoy sentado en el comedor, escribiendo, que yo estoy escribiendo. "Cogito ergo sum." Es la única razón por la que creo que en este momento existo. Todo pasa a mi alrededor con inusual sutileza, silencioso todo... la música suena y no suena. Los olores vienen, están... y no están. Mis pensamientos paralizados y a la vez engarzándose con una libertad impresionante, en un espacio sin límites, sin tiempo. De nuevo, perfecta sincronización presente-pasado. El Sol no se ve, está tras una cortina de tedio... no vemos su movimiento, no somos conscientes, perdemos conciencia, está detenida, no hay acción trascendente. ¿No? ¿Qué hay? No hay. Mi acción no tiene acción. Todo es lo mismo. Música, comida, olor, cigarro, vapor, nubes, tristeza, tedio, presente, pasado, melancolía, nostalgia, parálisis, detenimiento... Todo esto mezclado en un momento indeterminado, un momento que no es momento, un momento enorme y a la vez ningún momento. Mis potencias se potencian. Siento que podría estar haciendo cualquier otra cosa, cualquier cosa, todo. A la vez no me muevo, no hay tiempo y no tengo limites. ¿Por qué no me muevo? Porque no quiero. Contradicción, sólo yo la entiendo. Quiero, voluntad, conciencia. ¿No que no había? No se, en verdad no se. No pienso. Sólamente siento. ¿Y mi voluntad? ¿Y mis actos? Aquí esta todo, en mi espacio que hoy dejó de ser espacio y que volverá a ser espacio pero no ahora.
Suena el teléfono. Perfecta concentración rota. Perfecta sincronización de todo y de nada, destrozada. Adiós al sentimiento. ¡Bienvenido a la realidad! Demonios, que tristeza. Ya tengo algo que hacer. ¿Qué? No les diré, es algo demasiado doméstico para resultar interesante. Me tengo que parar de la silla. Actúo. Mi difuminación espacial se concreta de nuevo. Mesa, sillas, jarrón, trinchador, tapete, escaleras, alfombra. ¿Melancolía? Sigue ahí, pero ya la se, la tiento, la asimilo. Me siento de nuevo, prendo un cigarro. ¿Recupar lo perdido? No se puede. Ya no hay paralisis temporal. Vuelve a transcurrir todo, con desesperante pesadez. Las nubes igual de implacables. Un poco de lluvia. Se rompió la magia de la tristeza meteorológica. Ahora las nubes lloran. ¿Para qué? ¿Qué acaso no estábamos lo suficientemente a gusto como estábamos? Maldita llovizna, por más mínima que seas rompiste el encanto. Imprudente. Desconsiderada. Egoísta. Realmente, ¿para qué me haces ir a meter la ropa, siendo aquella una tarea tan doméstica como para describirla aquí?
4 comentarios:
La llovizna, inglesa o mexicana, parece provocarnos lo mismo. Ese tedio, ese silencio, ese estar y no estar. Vendra con la familia? De una clavada total, te recomiendo que no te clavas... nada bueno puede venir de ahi. Ignorance is bliss, pero el que aprende a leer no lo puede olvidar. Me temo que has caido en la trampa de las letras y el sentimiento y nadie te podra salvar. Disfrutalo y escribe, no pares...que tus lectores lo agradecemos.
Que tristeza la vuestra, y que gran final! sin más.
Salud!
Me encanto, excepto,¿Por que tan triste? si los días nublados son felices y llenos de pasión y misterio, encuentra esa pequeña luz en la oscuridad, si no al rato estarás cegado de tristeza!
jajajaja voy a llorar, tiene que conseguir un psicoanalista, o una novia (preferible la segunda) jajaja suerte
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