Me he visto morir. Moría fusilado. Me he visto sentir la pérdida del ser amado. Me he sentido vacío, me he sentido amado. Me he visto viviendo por la eternidad a tu lado. Y aún así me pregunto: "¿Quién eres? ¿A dónde vas? ¿Por qué no has venido?"
Me he visto llorar, por no tenerte conmigo. Me he visto reír, porque no te he perdido. Por que ni siquiera te tengo, y aún así no te olvido. Te has guardado en mi mente y de ahí no te has ido. Nunca has llegado y en mi siempre has vivido. Y aún así me pregunto: "¿Quién eres? ¿A dónde vas? ¿Por qué no has venido?"
Me he visto gritando, por tu ausencia dividido. Me he visto rogando por el clamor de tu sonido. Me he visto tirando con mi mano de la tuya. Pero nunca la has tomado, porque no me has conocido. Y por nunca haberlo hecho me tienes de amor por ti rendido. Y aún así me pregunto: "¿Quién eres? ¿A dónde vas? ¿Por qué no has venido?"
He gritado tu nombre, por las calles, por el río. He gritado mil veces, pero tu nombre nadie ha oído. Porque nadie te conoce, nadie más que yo, ¡amor mío! "¡Tu nombre! ¡Tu nombre! ¡Tu nombre!" He gritado por el río. Pero nadie me entiende, porque nadie te ha conocido. Y aún así me pregunto: "¿Quién eres? ¿A dónde vas? ¿Por qué no has venido?"
En mis sueños te he conocido. ¿Te he conocido en mi sueños? O te habré conocido dormido, sin soñar más que de tu presencia señuelos. Señuelos de tu presencia dormido, sueños que de ti no recuerdo . Sueños de no conocer la persona del ser amado, amado por nosotros en los sueños. Y aún así me pregunto: "¿Quién eres? ¿A dónde vas? ¿Por qué no has venido?"
Y me pregunto: "¿Quién eres?" Porque de ti nada conozco. Y me pregunto: "¿Quién eres?" Porque no necesito haberte conocido. Porque se que ya te amo. Porque se que tu amor ya es mío. Como mío es ese silencio, con el que tu ausencia justifico. Ese silencio que existe, porque a mi todavía no has venido.
Pero ese mismo silencio es el que romperán mis palabras, las palabras que sonarán excitadas en tu oído. Cuando por fin llegues a mi vida. Cuando por fin tu inmaterialidad haya destruido y tome lugar tu persona, esa persona que por amarla, !siempre he conocido!, aunque antes no se haya presentado, aunque antes sólo fuera un sueño mío. Y entonces ya no tendré que preguntarme: "¿Quién eres? ¿A donde vas? ¿Por que no has venido?" Sino que gritaré: "¡Has llegado a mi vida por fin, amor mío!"
Me he visto llorar, por no tenerte conmigo. Me he visto reír, porque no te he perdido. Por que ni siquiera te tengo, y aún así no te olvido. Te has guardado en mi mente y de ahí no te has ido. Nunca has llegado y en mi siempre has vivido. Y aún así me pregunto: "¿Quién eres? ¿A dónde vas? ¿Por qué no has venido?"
Me he visto gritando, por tu ausencia dividido. Me he visto rogando por el clamor de tu sonido. Me he visto tirando con mi mano de la tuya. Pero nunca la has tomado, porque no me has conocido. Y por nunca haberlo hecho me tienes de amor por ti rendido. Y aún así me pregunto: "¿Quién eres? ¿A dónde vas? ¿Por qué no has venido?"
He gritado tu nombre, por las calles, por el río. He gritado mil veces, pero tu nombre nadie ha oído. Porque nadie te conoce, nadie más que yo, ¡amor mío! "¡Tu nombre! ¡Tu nombre! ¡Tu nombre!" He gritado por el río. Pero nadie me entiende, porque nadie te ha conocido. Y aún así me pregunto: "¿Quién eres? ¿A dónde vas? ¿Por qué no has venido?"
En mis sueños te he conocido. ¿Te he conocido en mi sueños? O te habré conocido dormido, sin soñar más que de tu presencia señuelos. Señuelos de tu presencia dormido, sueños que de ti no recuerdo . Sueños de no conocer la persona del ser amado, amado por nosotros en los sueños. Y aún así me pregunto: "¿Quién eres? ¿A dónde vas? ¿Por qué no has venido?"
Y me pregunto: "¿Quién eres?" Porque de ti nada conozco. Y me pregunto: "¿Quién eres?" Porque no necesito haberte conocido. Porque se que ya te amo. Porque se que tu amor ya es mío. Como mío es ese silencio, con el que tu ausencia justifico. Ese silencio que existe, porque a mi todavía no has venido.
Pero ese mismo silencio es el que romperán mis palabras, las palabras que sonarán excitadas en tu oído. Cuando por fin llegues a mi vida. Cuando por fin tu inmaterialidad haya destruido y tome lugar tu persona, esa persona que por amarla, !siempre he conocido!, aunque antes no se haya presentado, aunque antes sólo fuera un sueño mío. Y entonces ya no tendré que preguntarme: "¿Quién eres? ¿A donde vas? ¿Por que no has venido?" Sino que gritaré: "¡Has llegado a mi vida por fin, amor mío!"