No hay tal cosa como un Rey Pedro, una Reina Susana, un Rey Edmundo o una Reina Lucía. No existe una tierra mágica, ni animales que hablan. No existen las dríades, hamadríades, faunos, minotauros, centauros, náyades ni ninfas. No se salvaron de las arenas del tiempo las grandes batallas con sus actos caballerescos. Ahora todo es una realidad pareja, simple, agobiante. Ahora todo es lo mismo, todos somos iguales.
Salvo por el León, aquel glorioso León. Ese, el que existe y el que es, hoy y siempre, un "sido," un "es" y un "será." Véase la forma bajo la que se le quiera ver... Ese León existe y es lo único por lo que vale la pena vivir en este mundo... en este mundo que actualmente es gris, triste; comunitario y solitario a la vez.
Creo o no creo. En el León, tres veces "Gloria" para Él, sí. ¿En lo demás? ¿Por qué vale la pena vivir? ¿Por quién, salvo por el León? Pero el León es ya parte de mi vida... por ese lado, siempre estoy acompañado. Por Él y sólo por Él, vale la pena vivir.
¡¡¡Bienvenidos!!!
Gracias por tomarse la molestia de comentar. Un saludo a todos.
viernes, 23 de mayo de 2008
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