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miércoles, 10 de enero de 2007

Hoy Tomé Sake

¡Hola gente! ¿Cómo les sonríe la vida? Espero que con una sonrisota tipo Colgate. Pues bueno, les contaré, brevemente, mi día. Estoy emocionado, ¿saben por qué? Porque hoy fui a una conferencia de Valentina Alazraki, corresponsal para su S. S. (Su Santidad, o sea, el Papa) en Roma, en la que habló de muchas de sus experiencias al lado de nuestro Santo Padre, S. S. Juan Pablo II. No saben que bonito evento. Fue en el WTC, en la Sala Olmeca 4, con motivo de los 40 años del Colegio Cedros. Y como dicen, lo que empieza bien, termina bien. Aquí se cumplió el dicho, ya que el evento comenzó con una introducción musical por parte de la Orquesta de Cedros, en la que tocaron cuatro piezas, de las cuales, la que más me gustó fue el danzón Nereidas. ¡Qué maestría, señores! Pocas veces se me había puesto la piel tan chinita... su interpretación fue excelsa. Terminando dicha pieza, pasaron a hablar dos señores (de los cuales no recuerdo el nombre, pero se que uno es el actual director del Colegio) sobre la historia y logros del Cedros. Inmediatamente después, y válgame Dios, pusieron un video en las pantallas. Eran imagenes de las visitas de nuestro querídisimo Papa a México, acompañadas por la canción de Pescador. Le dije a mi hermana: "esto nos va a dar en la madre a todos." Y efectivamente así fue. Yo lloré, mi hermana lloró, mi cuñado (que nunca lo había visto llorar) también lo hizo, igual que mi madre. ¡Cómo lo extrañé! Que raro, una persona que sólo vi de lejos... y que a la vez siempre estuvo tan cerca de mi, y de todos los mexicanos, y que aún ahora que ya se fue con Nuestro Señor, lo siento tan cerca. "Me voy pero no me voy," dijo en su última visita a nuestro país. Lo cumplió al pie de la letra. Bueno, terminando el video, subió Valentina Alazraki al podio, y en eso... "Tu eres mi hermano del alma realmente el amigo...." entonó la orquesta, tomándonos a todos por sorpresa, y en especial a ella. Otra vez el nudo en la garganta. Escuché a varias personas de la sala (que no eran pocas) moquear, muestra de que, o tenían catarro (que no creo, porque eran demasiadas personas como para que todos tuvieran gripa) o que en verdad todos eramos un fieles "extrañadores" de Juan Pablo II. Creo que me iré por la segunda. Finalizando esa interpretación empezó Valentina a hablar... y así lo hizo durante una hora, y a todos nos tenía con la boca abierta y sintiendo una "envidia de la buena," como ella nos decía al recordar lo que todas las personas mexicanas que se la encuentran en Roma o aquí en México le dicen acerca de su experiencia junto a Juan Pablo II. Nos contó mil cosas sobre él, como que efectivamente los países favoritos del Papa eran México y Polonia, que cada vez que escuchaba a los mexicanos, aunque estuviera en cama, se levantaba y salía a su balcón a saludarlos, pues con eso "recargaba pilas." Aún cuando ya estaba postrado en la cama, con la traqueotomía, salió siete segundos al balcón, sólo para saludar y ver a los mexicanos que le gritaban desde la plaza de San Pedro. Cuatro días después murió. Esto nos hace ver el maravilloso hombre que fue. Uno de los mejores de toda la historia. Ayyyy, que triste me siento, pero la vida sigue. Prosigo con mi día, pues. Cuando Valentina terminó de hablar, todos le aplaudimos durante varios minutos. ¡Qué persona tan afable! Es de esas personas a las que quieres bien, sobretodo porque nos hizo sentir cerca de Juan Pablo II a todos los mexicanos durante todo su pontificado. Terminó la conferencia. Eran las nueve de la noche y mi hermana moría de hambre, por lo que decidimos ir a cenar a un conocido restaurante japonés, ubicado a pocas cuadras del WTC. Yo estaba muy emocionado. Amo Japón, no saben cómo. Por lo tanto, yo disfruté de cada momento, desde la maestría con la que nos preparaban el Tepan-yaki enfrente de nosotros, hasta el deliciosísimo vino que mi cuñado ordenó, pasando por los tradicionales zori que calzaban las hostess. Dejamos los platos limpios... y bueno, como les dije, yo amo Japón, y ansío ir. Lo he estudiado bastante, y como no puedo ir en este momento, pues cualquier experiencia que me acerque a dicho país es bien recibida. Por eso, cuando me comí el último pedazo de camarón, le encargué al mesero que me trajera un poco de sake. ¡Bueno! Fue toda una experiencia. Mi hermana me dijo: "Yo quiero ver este momento, tu primer trago de sake. Todo lo que has aprendido de Japón se concreta en este momento." Y así fue. Apuré dos vasitos de aquella maravillosa bebida de arroz, sintiendo como me calentaba la sangre. Me quedé en una especie de éxtasis (no provocada por el alcohol, o bueno, tal vez sí), pensando en mil y un cosas: en el día de ayer, en la conferencia de hoy, en Japón, en su historia. Se acababa mi día, ya habíamos pedido la cuenta. Al fín, cuando mi cuñado se levantó de la mesa, yo agarré rápidamente mi vaso de sake y apuré otro trago... me reí. No pude dejar de pensar: "Misión cumplida. You are a full geisha now."

2 comentarios:

Jaime Alberto Tovar dijo...

Recordar es todo un placer intelectual... apoco no?

Jorge L. Rodriguez dijo...

Vaya, jaja, hasta que se te lee por aqui, me da mucho gusto que haya sido un muy buen dia, tu y tu obsesion por los japoneses, no me encantan esos, jeje, pero la comida si me gusta, esa es otro boleto.
Y extraña coincidencia, porque yo tambien, hoy estuve pensando en cosas que pasaron ayer, hmmm, bizarro, jajajaja.